martes, 25 de septiembre de 2007

Se ha acabado

¡Ya he concluido mis exámenes!. Una auténtica tortura a la que me he visto sometido en los últimos veinticuatro días de mi vida.

Como era de esperar el resultado ha sido penoso, debido a las circunstancias y a las condiciones personales en las que me encontraba. Tal y como le pasó a Miguel Sebastián en las últimas Elecciones Municipales celebradas en Madrid en las que se enfrentaba al extraordinario, valorado y por mi apreciado Alberto Ruiz Gallardón. Es francamente frustrante el hecho de tener que iniciar una campaña cuando de antemano sabes que está perdida porque no tienes tiempo para la preparación.

Ante cualquier meta que te propongas alcanzar debes saber que por fácil o díficil que el camino a recorrer te parezca, siempre será necesaria una mínima preparación. Pero si además has estudiado el terreno y eres consciente de que este entraña gran dificultad, deberás prepararte todavía más.

Todo montañero que se precie, sabe que para alcanzar la cima del pico Aneto es necesario iniciar la ascensión antes de las cuatro de la mañana porque, de lo contrario, a la mitad del camino se hará de noche y deberá volverse atrás a medio camino. Si la ascensión al Aneto a plena luz del día ya entraña gran dificultad por las condiciones del terreno, el calor y la falta de oxígeno a cierta altura; no sólo es peligroso, sino una temeridad, hacerlo de noche.

Cuando nos planteamos un objetivo, debemos soñar con él. El factor ilusión siempre nos ayudará, pero también debemos ser muy conscientes de la realidad del terreno que nos disponemos a pisar, de las dificultades que en el camino nos encontraremos. Y claro está aunque partamos con mucha ilusión, no nos engañemos, si no hay una buena preparación de nada sirve.

He sido consciente de la situación, pero las circunstancias personales me han impedido preparar bien el camino como requería. Solo me queda la ilusión de terminar, de alcanzar la meta final, y de haber aprendido con los errores cometidos.

Lo más frustrante la vuelta atrás a medio camino, sin haberlo conseguido, porque no sólo acumulas el cansancio de la ascensión sino la insatisfacción de no haber alcanzado la meta. No pasa nada, algo habremos aprendido.

Ánimo a todos y como decía Joaquín Prat

¡a jugaaaaaaaaar!