domingo, 12 de junio de 2005

El Verano

Todos los años al aproximarse mis vacaciones me viene la inspiración y con el comienzo del verano, cuando ya empieza a hacer calor, no puedo impedir que me lleguen a la mente esas imágenes de la playas y de las piscinas abarrotadas de señoras grasientas que dejan manchadas con sus manos los monomandos de las duchas y las escalerillas de las piscinas públicas.

Es entonces cuando de par en par alpargatas y zapatillas baratas inundan las calles de la ciudad, que se pegan al asfalto y enfundan los pies sudorosos de quienes salen en busca de terrazas, chiringuitos y souvenirs; en busca de helados de esos que se derriten antes de llegar a las bocas de acalorados viandantes.

Salen también en procesión, buscando pepitos piscinas y billy-playas despistaos, las sombrillas y las gafas de sol, los tangas, los bañadores y las toallas colgadas al hombro o escondidas en los bolsos de mimbre de esos que se ponen de moda.

Este año se pondrán de moda las horteras pulseritas solidarias de diferentes colores y sonará también alguna repetitiva canción que dará de comer al creativo del cupón o al de alguna empresa cervecera de turno que anunciará como novedad una vez más la refrescante mezcla de cerveza con limón embotellada o el tinto de verano, todo ello si no se deja caer Giorgi Dam.

En vacaciones, me viene la inspiración, esa que año tras año le falta al subdirector de guardia de un periódico que lee la derechona y que a falta de noticias, a mediados de agosto se descuelga con esa espantosa portada que lleva por titular "España en Vacaciones" sobreimpresionado en una fotografía de una playa sobrepoblada de gordas y niños. Es como si no hubiera pasado el tiempo.

No obstante lo expuesto el verano me gusta, aunque venga cargado de todo esto y de libros que me toca leer para poder aprobar en septiembre, porque para mi es tiempo de reflexión y de revisión.

Estoy deseando que lleguen las vacaciones para poder encerrarme en mi casa y cambiar de ubicación los muebles -también los de mi cabeza- y preparar la macrofiesta oficial que como ya es tradición organizo en mi piso de alquiler de 30 metros.

Despues de un duro curso de estres, como bien sabe quién me conoce, en el verano me relajo y me olvido completamente de ese ritmo que me hace parpadear el ojo derecho y tener la casa patas arriba por mi desequilibrada vida. En el verano lo que me apetece es pensar y revisar por dentro la vida que llevo, a dónde voy, de donde vengo, que es lo que tengo y que es lo que soy.

Es en el verano cuando trato de "redecorar" mi casa, mi cabeza, mi familia, mis amigos... recordar las metas que persigo y todo lo que me queda por hacer para poder dar sentido a mi vida, para conseguir la felicidad y, por supuesto, reflexionar sobre qué es aquello que hago o podría hacer para ayudar a que la consigan los demás.

En una entrevista que he leido hoy -para finalizar- me quedo con una frase. Es una realidad que "cada amanecer es el último amanecer de cada día, es la única posibilidad que tienes de verlo".

Tenemos que vivir cada día dándonos cuenta de quienes somos y que es lo que queremos en la vida, cuales son nuestros principios, nuestros propósitos y nuestras metas y no perder el tiempo.

Al entrevistado -Iñaki Gabilondo- no le gusta "la distracción con la que viven algunos, debemos tener conciencia de los días para que luego no nos quejemos de que sin darnos cuenta hemos perdido quince años, quince libros, quince amigos..."


Ahí queda eso....

P.D.: Mi pensamiento de hoy se lo dedico a mi amigo Rubén que cumple años mañana, lunes 13 de junio, día de San Antonio de la Florida. Siempre recordaré el día de tu cumpleaños y siempre te llevaré en el fondo de mi corazón, quizás porque eres un ser especial, quizas porque eres muy cercano aunque extraño. Felicidades.

2 comentarios:

Lucía Pita dijo...

yo no espero al verano, mi cabeza cambia los muebles cada semana, ni q tuviese acciones en el Ikea...gracias por tu reflexión y apostillar con esa cita de iñaki, espero algún día llegar a ser consciente de ello.
animo q ya qda menos!!! bicos

Santiago Crespo Guillén dijo...

ya veo que te encanta el verano...