sábado, 17 de mayo de 2008

Principios o Estrategias

El espectáculo que han dado algunas de las personas que han asistido al Acto de Homenaje a las victimas del terrorismo que se ha celebrado hoy en Madrid es una prueba más de la necesidad de modernizar, renovar y centrar el discurso y las caras del Partido Popular. Por el bien del centro-derecha; pero sobre todo, por el bien de España.

Las personas que han abucheado e increpado a Rajoy, Fraga o Gallardón son las mismas de siempre. Se trata de la facción más exaltada de la base de seguidores y militantes con los que cuenta el Partido Popular. Un perfil de ciudadano que se conoce muy bíen. Son aquellos que se mantenían dormidos desde que aceptaron -no sin resignación- los cambios que se produjeron en el seno del Partido Popular en los años noventa. Los ciudadanos de los 'principios' que cedieron al entender que esa era la vía -el precio que había que pagar- para que la derecha de toda la vida -aunque esta vez moderizada- se hiciera con las riendas del poder, toda vez que el Felipismo se había desgastado.

En aquel entonces la estrategia de aquel Partido Popular -que se había moderado- consistía en adormecer a la derechona para ganar adeptos por el centro. Por su parte Felipe González, con la corrupción, se había encargado de mantener adormecida o dividida a la izquierda. En ese escenario ganó el Partido Popular y triunfaron las estrategias. Pasaron los años gloriosos, el milagro económico y la guerra; y al final, el mayor atentado terrorista de la historia que sufrió España.

La distancia en el tiempo nos ayuda a analizar los hechos con frialdad. La sociedad española quedó sumida en un estado de shock. En menos de 48 horas todos se despertaron del sueño. Ilusos, algunos habían soñado que esa militancia ideologicamente de derechas se había moderado, que en ellos mismos habría calado el discurso de Aznar de los noventa. Resultó ser que no, todo fue un sueño. Tras el atentado, todos despertaron de su sueño y la mayoría de españoles decidieron dar su confianza a José Luis Rodríguez Zapatero. Los seguidores del Partido Popular que en los noventa aceptaron mirar para otro lado, e incluso renunciar a sus principios a cambio de quitar del poder a los socialistas, a partir de ese momento volvían al punto de partida, exigiendo principios frente a estrategias, craso error hacerles caso. El nuevo Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, sí se mantenía fiel al centrismo, postulando en aquel Congreso: "Algo habremos hecho mal".

Desde que llegó al poder, Zapatero ha sido muy disciplinado y ha seguido a rajatabla las indicaciones que le han ido dando sus excelentes consejeros. Son eficaces y las cosas han salido bien. Desde el principio han tenido una estrategia clara: Producir argumentos e intangibles mediáticos que mantuvieran viva la bestia negra de la derechona, la de los principios, la que había permanecido adormecida hasta el atentado de 2004. A su vez el efecto que el discurso del Presidente produce entre los militantes menos moderados del Partido Popular retroalimenta doblemente su ventaja. Efecto y discurso hacen invencible al Partido Socialista. Juntos generan la adhesión de los votantes nacionalistas y de los votantes de la izquierda más radical -manteniendo viva la bestia negra de la izquierda, acaparando su discurso y dejándo sin argumento tanto a unos como a los otros-.
La propia dinámica ofrece recursos para que el discurso de los militantes y dirigentes del Partido Popular menos moderados se mantenga, estos a su vez se radicalizan más, alejando a este de una posible posición más centrada, indispensable -por otro lado- para generar un clima de opinión favorable, que desde el 204 se inclina hacia el Partido Socialista.
Ese clima de opinión favorable, construido desde la unívoca estrategia socialista, ha sido el que ha llevado a Zapatero a repetir su victoria en 2007. El Partido Popular podría construir su escenario favorable, uno nuevo para 2012, pero en estos momentos de debates ideológicos precongresuales y de quítate tú para ponerme yo lo unico que aflora es la bestia negra del Partido Popular.

La solución es que dejen hacer a Mariano Rajoy, que parece el único que tiene interés en que el Partido Popular vuelva al punto de partida, iniciando un nuevo viaje al centro. Lo malo es que el escenario es más complejo que cuando Aznar en los noventa tenía que trabajar por la moderación.

Breve Historia Reciente de la Derecha Moderada

Es algo generalmente aceptado que la llegada al poder de los socialistas en 1982 había cerrado el ciclo de la democratización iniciada en la transición, al demostrarse que era posible la alternancia en el poder. Desmentidos los miedos amenazantes este fue el primer hecho que replanteó la moderación de parte de la derecha tradicional Española, pues al fin y al cabo los socialistas no se llevaron a ningún lado el oro que quedaba en el Banco de España, ni otras cosas por el estilo que habían presagiado algunos profetas.

Si es verdad que luego, algunos socialistas, sí se llevaron parte del oro a Laos, a Filesa, a Malesa, a Time Export o a un despacho que tenía Juan Guerra en nose donde. Y precisamente, junto con la crisis económica de los noventa, fue la corrupción socialista el hecho más significativo -rentabilizado también en su día por los mismos medios de comunicación de siempre- para que el clima de opinión se volcara favorablemente al ya centrado Partido Popular, que durante algunos años se había sumergido en un complejo proceso en el que se refundieron discursos, se renovaron caras y se moderaron posturas.

Aunque hoy algunos líderes medíaticos afines, militantes y dirigentes del Partido Popular no lo recuerden -o esto es lo que parece por lo que practican, postulan o profetizan- ese proceso es el que llevó al poder en 1996 al lider de la derecha española, José María Aznar, en un país que siempre se ha definido sociológicamente de izquierdas por los sociólogos.

Ese proceso se inició en el Partido Popular de la mano de José María Aznar, y fue verdadera savia nueva para la nueva y joven derecha española, una derecha que la continuidad en el poder de Felipe González la había resignado a la oposición de por vida.

En aquel entonces los estrategas del Partido Popular crearon los intangibles que sirvieron para renovar la base ideológica del discurso aznarista. Un acontecimiento histórico marcó el antes y el después. Para los ideólogos del centrismo y los responsables del proceso había que buscar un nuevo discurso a la derecha española toda vez que el muro de Berlín se había caido y ya no existiría el comunisco en el mundo.

José María Aznar se hacía con las riendas de un partido de derechas que -caido el comunismo- había perdido parte de su discurso ideológico más tradicional la lucha contra el comunismo. El resultado fue convertir al partido -no sin conflictos internos ni sin deserciones- en un partido moderno, centrado y con un discurso renovado.

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